¡¡Mi niño es un pegón!!

Hace unos meses escribimos un artículo para la revista Más Que Padres acerca de un tema recurrente y de preocupación en las familias. Aquí os dejamos el artículo y las conclusiones a las que llegamos

Muchas madres nos escriben o nos comentan en consulta  que su hijo ha ido por primera vez al cole o a la guardería y el profesor les dice que es "pegón", no saben por qué se comporta así, sobre todo, si en su casa no le pegan.  



Para empezar, que un niño pegue por primera vez cuando acude a la guardería o al colegio, es algo normal dentro de su desarrollo. Generalmente este comportamiento suele darse entre los dos y los cuatro años siendo su pico más alto entre los dos años y medio y los tres años y medio.

Hay que tener en cuenta que, para el niño, esta situación es estresante ya que acude a un lugar para él desconocido y separado de las personas que hasta ahora han sido su referencia en el mundo, por lo que está viviendo un cambio y puede reaccionar de diferentes maneras, entre ellas la agresividad.

A esto también hay que añadirle que los niños, de entre 12 meses y 3 años todavía están desarrollando su lenguaje por lo que, una de las maneras para comunicarse y expresar lo que les sucede, es a través de golpes o mordiscos.

Otra de las causas por las que los niños pueden ser agresivos se debe a la etapa de desarrollo en la que se encuentran. En este periodo se caracterizan por el egocentrismo, por el fuerte deseo de hacerse independientes, al mismo tiempo que presentan una baja tolerancia a la frustración y poco control de sus impulsos.  

 Por último hay que tener en cuenta que no “nacemos sabiendo” por lo que es necesario enseñar a los niños a defenderse con otras estrategias o alternativas. 

¿Hay niños más propensos a tener este comportamiento, quiénes?

Para todo y, en este caso para este tipo comportamiento, es muy importante tener en cuenta el temperamento que cada uno de nosotros tenemos desde que nacemos y que nos hace más predispuestos a comportarnos de una determinada manera u otra.

En general los niños que suelen presentar este comportamiento suelen ser niños con un temperamento fuerte, a los que les cuesta adaptarse a las normas, aquellos que ante el NO siguen probando hasta ver donde pueden llegar. Los hijos únicos que han estado siempre atendidos por adultos también suelen presentar este tipo de conductas.

Pero no hay que olvidar que cada niño y familia es diferente por lo que hay que analizar cuál es la causa por la que el niño manifiesta esa agresividad.  A veces ocurre, por ejemplo, que los padres sin pegar al niño muestran la agresividad de manera verbal expresándose, no sólo con el niño sino de manera general, a través de gritos o reprimendas.

Recalcamos una vez que las orientaciones que exponemos y a las que  hacemos referencia siempre son en términos generales y que por ello es importante analizar las causas de esos comportamientos. 

¿Qué pautas pueden seguir los padres en casa para corregir esta conducta en el niño?

Lo principal es ponerse de acuerdo con el colegio, es decir, escuchar lo que nos comentan los educadores que se hacen cargo del niño, para saber qué es lo que ocurre, cuándo y que soluciones se están llevando a cabo. De esta manera se establecerán unas pautas comunes en los dos ámbitos, escolar y familiar, de forma que el niño sea capaz de interiorizar y generalizar las mismas.

Además desde casa los papás pueden seguir estas pautas generales:

  • Establecer normas y límites claros: es importante que el niño tenga claro qué cosas puede hacer y hasta dónde puede llegar. Por ejemplo si estamos en el parque y vemos que existe un conflicto con otro niño debemos decirle que puede jugar con el niño, pero no puede pegarle. En ese momento también se le informa de la consecuencia que puede tener si el conflicto continúa o se repite, por ejemplo, le retiramos del juego. Estas normas se las transmitimos con claridad pero sin levantar el tono de voz ya que si no se podrían interpretar como amenaza.
  • Enseñarle conductas alternativas: los niños de determinado rango de edad todavía no saben expresar lo que desean verbalmente por lo que es bueno que les enseñemos a pedir las cosas y a controlar sus impulsos. Ante un conflicto esperaremos primero que la tensión haya pasado y el niño esté calmado, para posteriormente intentar hablar con él de lo sucedido, comprendiendo que se haya enfadado y guiándole en la búsqueda otras soluciones alternativas ante el enfado. Por ejemplo, podemos decirle al niño que exprese lo que quiere con palabras (“¿me dejas tu juguete?” “Eso que haces no me gusta, me estás molestando”)  o que se lo pida a un adulto. Hay niños que les cuesta mucho controlar la rabia o enfado, en estos casos los padres pueden trabajar con cuentos como Había una vez... Una abeja. Cuentos para ayudar a mejorar la conducta de los niños. El autocontrol” o “La técnica de la tortuga”
  • Conscientes de las consecuencias: También es importante que hagamos a los niños conscientes de las consecuencias de sus actos, como ya hemos comentado habrá que esperar a que el niño esté calmado. La principal suele ser pedir perdón al niño al que han molestado pero también podemos utilizar otras consecuencias como estas:

o    Utilizar un comportamiento que sea alternativo e incompatible a la conducta de “pegar” como es el acariciar, de manera que mientras se le da la explicación de por qué no se pega se va guiando al niño para que acaricie al otro niño que ha sido agredido. Aquí también es importante saber qué tipo de consecuencias podemos poner al acto de pegar.
o   Tiempo fuera donde se retira al niño del lugar donde ha sucedido el conflicto de forma inmediata dándole un mensaje claro del por qué se le retira. El lugar al que lo retiremos temporalmente debe ser un espacio en el que no tenga al alcance juegos u otras compañías para entretenerse. No se trata de buscarle un sitio hostil sino un lugar que sea aburrido con escasas posibilidades de que pueda hacer algo para pasar el tiempo.
o   Coste de respuesta donde se quitará al niño un refuerzo positivo cuando aparezca la conducta inadecuada, por ejemplo se le dará el juguete con el que estaba jugando al niño con el que ha tenido el conflicto.

  • Reforzar y elogiar los aspectos positivos: Cuando el niño solucione un conflicto sin pegar se debe reforzar esa actuación de forma inmediata mostrándole lo contentos que estamos por su comportamiento. En las primeras ocasiones, para generalizar esta conducta, nos podemos ayudar de refuerzos materiales como puede ser una “chuche”.

  • Los papás sois el modelo: si queremos que nuestro hijo actué sin agresividad es necesario que nosotros tomemos la misma actitud en casa, no solamente con él, sino en el entorno familiar en general. Con esto no nos referimos únicamente a la agresión física sino también verbal, debemos evitar levantar la voz y utilizar un tono agresivo.

 ¿Es normal este comportamiento, suele desaparecer por si solo, a qué edad?

Como ya hemos mencionado al comienzo, estos comportamientos “pegones” suelen ser habituales en el desarrollo de los niños, debido a que todavía están desarrollando su lenguaje, también al cambio que están experimentando y por supuesto por que se encuentran en un proceso de aprendizaje. Por lo general suelen ir remitiendo según van madurando y a los 4 años ya son conscientes de las normas sociales al igual que han aprendido otras estrategias para conseguir lo que necesitan o quieren en un momento determinado sin necesidad de recurrir a morder o empujar.

Pero aunque este comportamiento sea normal no significa que se deban ignorar esas actitudes. Por ello es necesario poner en marcha las herramientas y pautas que, a nivel general, os hemos expuesto. Hablar con el niño, enseñarle a defenderse y a utilizar el lenguaje para poder expresarse, hacerle consciente de las consecuencias que tienen sus actos y poco a poco empatizar con los demás, son aspectos que ayudaran a que este tipo de comportamientos vayan desapareciendo.

Aún así no dudéis en solicitar ayuda. A veces es necesario que nos orienten y que nos den una visión externa de lo que nos sucede.  

¿Qué es lo que no nunca deben hacer los padres para enseñarle que no se pega?

Por supuesto, lo que nunca pueden hacer los padres es PEGAR.

Primero porque al niño le confundimos, no podemos enseñar que algo no se hace haciéndolo. Para poner un ejemplo, desde nuestra posición de adulto, pongamos cuando uno de nuestros jefes nos recrimina que no hay que llegar tarde y esa misma persona lo hace sin ningún tipo de excusa aparente. Para nosotros esa reprimenda no tiene ningún valor más que el “esto es así porque lo digo yo”. Por otro lado,  pegando al niño no logramos ningún aprendizaje más que pegar o que la solución para conseguir algo es pegando.

Por lo tanto nuestra recomendación es buscar siempre una estrategia alternativa y una herramienta con la que veamos que el niño puede obtener un aprendizaje nuevo para su vida.


Desde aprenderT estamos trabajando este tipo de comportamiento, con los niños, a través de juegos y cuentos y, con los papás, con asesoramiento y pautas


Os esperamos en: 

 

Cristina Martínez Herrero
Carmen Marco Llana
Psicólogas de aprenderT