Durante el proceso de divorcio... ¿Cómo puedo ayudar a mis hijos?

El divorcio es el final de un proceso de conflictos y diferencias de la pareja que conlleva transiciones y reorganizaciones. La salud psicológica de los hijos está más ligada a esos conflictos que al hecho de la separación en sí, por tanto es importante para los niños no verse envueltos en los enfrentamientos de los padres.  

Uno de los mayores predictores de bienestar, es la calidad de las prácticas de crianza: afecto, apoyo incondicional, comunicación, supervisión, disciplina positiva y expectativas adecuadas a cada edad. Durante e inmediatamente después del divorcio suele producirse un deterioro en estas prácticas.

Esto provoca en los hijos efectos que se han de tratar para calmar sus ansiedades. A continuación os comentamos los aspectos más importantes a tener en cuenta:




Los sentimientos.  Es importante atender a la tristeza que sienten al perder las rutinas que hacían con sus padres, que echen de menos al padre que ya no vive con ellos, los deseos de que se reconcilien, la vergüenza que algunos niños sienten por llorar o estar tristes por todo ello… En definitiva, hay que animarles a que expresen sus sentimientos y entenderles en el proceso.

La autoinculpación. Los niños deben entender que los padres no se separan por su culpa ni por su mal comportamiento, sino porque ya no son felices viviendo juntos. Hay que explicarles que el divorcio de los padres no es algo que ellos puedan controlar y aunque la situación cambie ellos seguirán siendo una familia.

 La culpabilización a uno o ambos padres. El mensaje ha de ser que los padres no son perfectos y que lo más habitual es que la causa del problema resida en ambos, o en ninguno. Que en todo caso es mejor no perder el tiempo buscando culpables y empezar a hacer algo para sentirse mejor.

 Relaciones con el progenitor con la custodia. Los hijos deben seguir comportándose según su edad. Los padres deben evitar pretender que los niños se comporten como un adulto, haciéndoles confidencias que no les corresponden o cargando en ellos tareas de mayor responsabilidad para su edad.
Algunos padres hablan mal del otro/a delante de los hijos, y pueden exagerar, por eso éstos deben preguntarse si realmente su padre  (por ejemplo), es como dice su madre.

   Relación con el progenitor sin la custodia. Algunos padres tratan de compensar la comunicación diaria, dando a sus hijos todo lo que quieren o haciendo solo cosas divertidas con ellos, pero esto a la larga no es bueno. Tendrán que establecer límites y normas y controlar su comportamiento.

“Sentirse atrapado” entre los padres. Algunos niños se convierten en espías de sus padres y deben entender que así sólo conseguirán desconfianza; además, se sentirán mal consigo mismos y contribuirán a que sigan los conflictos. A veces, los padres usan a sus hijos para hacerse daño entre ellos (por ejemplo, obstaculizando las visitas o no pagando la manutención).


Es importante que los padres sean asesorados en la comunicación del divorcio a los hijos, ya que en muchos casos se hace de forma inadecuada o insuficiente (información escasa, poca ocasión para hacer preguntas…). Cuando se hace adecuadamente, puede eliminarse buena parte de angustia y confusión, malas interpretaciones, auto-inculpación y sentimientos de abandono.

Si os encontráis en este proceso y necesitáis ayuda, asesoramiento o creéis que está afectando a vuestros hijos, no dudéis en consultarnos. En aprenderT haremos todo para acompañaros y resolver vuestras preocupaciones consiguiendo así una mejor calidad de vida. 

Os esperamos en:

Sally Issa
Psicóloga de aprenderT


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